SOBRE MI

Hace muchos años descubrí mi vocación, algo tardía,  cuando caí por casualidad como monitora en el comedor de un centro de integración. Desde entonces mi vida empezó a girar para conseguir mi propósito: ser maestra. Yo nunca estudie para ser maestra ni trabajo de maestra. Yo SOY maestra (hasta durmiendo). 

En primero de carrera descubrí el mundo del autismo, entonces TGD, y me quedé impresionada. Desde ese momento creo que no hay día de mi vida en que no piense en ello de una manera o de otra. Me fascina. No lo puedo evitar.

Podría medir mi experiencia en años pero la mido en vivencias. He pasado por colegios maravillosos en los que aprendí  tanto de los niños y niñas como de las compañeras. Y, por desgracia, pasé por colegios en los que la palabra inclusión solo quedaba bien en los documentos del centro. Por supuesto, no formé mucho tiempo parte de estos sitios. 

La educación concertada me abrió sus puertas cuando apenas sabía desenvolverme por un colegio pero yo que soy de corazón “público y de calidad” y de carácter reivindicativo por naturaleza no paré hasta aprobar mi plaza, no hace mucho.

Un día tuve un sueño. Soñé que en “ese”  colegio que me gustaba tanto habría un aula TEA y que justo me esperaban a mí para ser su especialista. Incluso bromeaba con amigas sobre ello.  Ese sueño ahora se hace realidad. Me siento feliz.

Siempre tuve mucha suerte. Hago lo que me gusta, rodeada de personas maravillosas que me enseñan y que me permiten darles todo lo mejor de mí. Comparto mis días con un equipo de compañeras trabajadoras y con una capacidad de adaptación impresionante. Y me siento acompañada por un Equipo Educativo que no solo cree en la inclusión sino que cree en lo que YO hago desde la más absoluta confianza.

Y ya para ver mi currículo… si queréis os metéis en Linkedln que viene todo muy explicado. Yo prefiero contaros aquí porque se me da bien lo que hago o, al menos, porque lo disfruto tanto.

No puedo imaginar manera más bonita de ganarme la vida.

Seyla