Sigo en las redes a muchas compañeras y compañeros geniales que hacen y comparten materiales maravillosos. Los admiro, no solo por su creatividad y generosidad sino por el tiempo que emplean en hacerlos.
La verdad de mi día a día, y creo que muchas compañeras se sentirán reflejadas, es que dentro de mi jornada no queda ni un pequeño hueco para elaborar materiales. Me da mucha pena pero "el sistema" es así. Muchas horas lectivas y ninguna para preparalas.
Mis horas de trabajo no lectivo, conocidas como exclusivas en la escuela pública, las dedico enteramente a coordinarme con mis compañeras. Supongo que es el coste que tiene la inclusión. Conlleva mucha coordinación, diálogo constante y toma de decisiones conjunta. A veces, hasta para esto nos falta tiempo.
Programar, informes, adaptaciones, etc... en casa claro. Y ésto no porque yo sea una motivada, que también, esto lo hacemos casi todxs lxs que trabajamos en educación. ¡A mi día le faltan horas!
Como siempre digo "hacemos lo que podemos con lo que tenemos". Así que yo, que aprovecho cada momento para plantear pequeños retos a mis alumnos y alumnas y propicio constantemente el aprendizaje incidental, hago lo que puedo con lo que tengo. Y lo que siempre tengo es un papel, un boli y mi creatividad así que he aprendido a hablar en imágenes, que es como ellxs me entienden.
(Nota sobre la tarea expuesta: en los recados ponemos en marcha muchas de nuestras funciones ejecutivas como son la planificación, la monitoriazación, memoria a corto plazo,organización, mantenimiento de la meta, atención... Además de poner en práctica rutinas sociales como el saludo, la despedida, mirar a la persona a la que entrego el recado, la escucha activa, etc).
Un día una compañera maravillosa de la que aprendí mucho me dijo "una buena maestra tiene que saber sacar una clase adelante con pizarra digital pero también con un papel y un boli". Son de esas cosas que siempre recordaré...
Un abrazo,
@seyla_ballesteros